Entender la perspectiva del niño como un todo

Como padres, profesores y mentores, todos queremos lo mejor para nuestros hijos brillantes, tanto si destacan académicamente como si muestran un talento extraordinario en la música, el arte u otros campos. Sin embargo, es fácil centrarse únicamente en sus logros. Sin embargo, lo que a menudo se pasa por alto es el niño que hay detrás de sus logros. Aquí es donde entra en juego el "prisma del niño completo", una perspectiva que puede marcar una gran diferencia en la forma de educar a los alumnos superdotados.

La visión integral del niño no se limita a los aspectos académicos o a las puntuaciones de los exámenes, sino que trata de ver al individuo en su totalidad: sus emociones, sus necesidades sociales y su experiencia en tareas de desarrollo únicas. Los niños brillantes son complejos y sus experiencias suelen ir más allá de sus capacidades intelectuales. Tienen sentimientos, retos y áreas de crecimiento que son tan importantes para su desarrollo como su potencial académico.

Uno de los modelos clave que hacen hincapié en este enfoque holístico es el modelo de Atención Proactiva al Desarrollo de Peterson (PPDA). Lo he desarrollado conjuntamente con la Dra. Jean Peterson. Destaca lo importante que es prestar atención no solo al rendimiento académico del niño, sino también a su bienestar emocional y social. Al fin y al cabo, un niño que tiene dificultades emocionales o sociales puede estar ocultando batallas internas aunque esté haciendo muy bien sus deberes. Muchos alumnos brillantes se enfrentan a retos emocionales únicos, como el perfeccionismo, una sensibilidad intensa y un desarrollo asíncrono (en el que su crecimiento intelectual y emocional no siempre coinciden). Estos factores pueden hacer que navegar por el mundo resulte abrumador, y debemos ser conscientes de ello.

El modelo PPDA desglosa varios aspectos importantes de la perspectiva del niño en su totalidad:

1.Más allá de lo académico: La superdotación no es sólo rendimiento en el aula. La vida de un niño superdotado va más allá de las medidas del éxito académico, y así debe ser nuestra atención a sus necesidades.

2.Desarrollo social y emocional: El modelo hace especial hincapié en el bienestar social y emocional. No basta con centrarse únicamente en los resultados educativos: también hay que asegurarse de que el niño se desarrolla emocional y socialmente.

3.Abordar las tareas del desarrollo: Como todos los niños, los alumnos brillantes atraviesan etapas de desarrollo esenciales, como la formación de su identidad, el establecimiento de relaciones y la adquisición de independencia. Sin embargo, su elevada sensibilidad y sus intensas emociones pueden complicar estas tareas. Por eso es crucial tener en cuenta cómo sus rasgos únicos pueden afectar a su experiencia de crecimiento.

4.Reconocer las dificultades ocultas: Los niños brillantes pueden ocultar sus dificultades. Un niño puede parecer seguro de sí mismo y exitoso por fuera, pero estar luchando contra el miedo, la duda o el estrés por dentro. Los adultos deben mirar más allá de la superficie y reconocer cuándo un niño necesita apoyo emocional.

5.La paradoja de la ventaja y la carga: La superdotación puede ser tanto una bendición como un reto. Aunque aporta muchas ventajas, también puede provocar estrés, perfeccionismo o sentimientos de aislamiento. La perspectiva del niño en su totalidad nos ayuda a reconocer estos dos aspectos.

6.Intensidad emocional y sobreexcitabilidad: Los niños superdotados suelen experimentar las emociones con mayor intensidad. En lugar de ver esto como un problema, es importante entender que estas respuestas emocionales son una parte natural de su superdotación.

7. Implicacionespara la educación: Los profesores y educadores que sólo se centran en lo académico pueden pasar por alto involuntariamente las necesidades sociales y emocionales de los alumnos superdotados. La visión integral del niño nos insta a adoptar un enfoque más equilibrado, que incorpore la inteligencia emocional, las habilidades sociales y el autoconocimiento en el plan de estudios.

Adoptando la perspectiva del niño en su totalidad, podemos garantizar que los alumnos brillantes no sólo destaquen académicamente, sino que también se conviertan en individuos completos y emocionalmente resistentes. Cuando tenemos en cuenta al niño en su totalidad, fomentamos su crecimiento general y hacemos que sus experiencias de aprendizaje sean mucho más enriquecedoras.

Tanto si es usted padre, educador o consejero, recuerde que la brillantez académica de un niño superdotado es sólo una pieza del rompecabezas. Su desarrollo emocional, social y personal es igual de importante y, si cuidamos todos los aspectos de su ser, les preparamos para el éxito en todos los ámbitos de la vida.

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